sábado, 21 de diciembre de 2013

Desde el nido de las cigüeñas

Desde la tarde en la que Ina abrió aquel cajón en casa de su abuelo, todos los hechos que se produjeron a partir de entonces iban a mostrarle la realidad del cuento de Roque; ese cuento al que su abuelo le ponía voz desde que era una niña.
Dos vidas, la real y la del cuento transcurren en paralelo y recuperarán la memoria histórica y familiar un día perdidas a causa de la guerra y del dolor.

7 comentarios:

  1. "Él era elegante, en todos los sentidos..."
    A los griegos siempre les fascinó cierta idea de perfección: lo íntegro es perfecto porque, circunscrito y limitado, dentro de sí tiene su finalidad, aquello que le da la plenitud. La elegancia envuelve todo el ser de la persona en cuanto ésta es íntegra, poseedora de su plenitud. Por eso, si ser elegante significa ser íntegramente bello, esto no puede limitarse sólo al aspecto del vestido o al arreglo externo. Por fuerza ha de incluir lo que la persona misma es y lo que de ella se manifiesta.
    Esta es la idea griega, hoy tan perdida, de que las acciones hermosas, elegantes, son aquellas que uno realiza abandonando su propio interés para emprender la búsqueda de lo que, en sí mismo, es valioso, aquello que merece la pena por sí mismo, lo que tiene carácter de fin, lo que una vez alcanzado da la felicidad y la perfección. Este tipo
    de bienes no son ya los propios del bien decir, o del bien parecer, el arte o la belleza corporal, sino los bienes auténticos, los que realmente nos importan porque no sólo nos hacen felices, sino también buenos. Para los clásicos lo bello es lo bueno, aquello que conviene al hombre y le perfecciona. Por eso, quien vive en armonía consigo mismo, quien es dueño de sí mismo, quien emprende esa búsqueda del bien más alto y arduo, ese bien que constituye un ideal de vida, de esa persona... se dice no sólo que es buena, sino que tiene la “belleza del bien”.

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  2. Página 11 " Él era elegante..."
    Efectivamente no se trata solo de la elegancia externa. El abuelo de Ina, Miguel, era un hombre elegante por dentro y por fuera.
    A lo largo de su vida fue buscando ese fin del mundo griego que le proporcionaba felicidad, a través del pensamiento, la escritura o la música, pero sobre todo por las buenas acciones. El ser bueno. Pág. 187 " Lo importante en esta vida es ser bueno".

    En el cuento de Roque, se nos muestra ese estado de ser bueno por parte de su protagonista, con un modelo a seguir, su madre Elisa:
    Pág: 33 "...y su madre, la más buena del mundo, ¿cómo le iba a él a decir algo?
    El camino hacia esa meta de la elegancia en la persona comienza en el colegio. Escritura: pág. 83 "...se llegó a crear una revista. Su nombre, Literata...Roque participó en la elaboración de varios cuentos y relatos..."
    Música: "...con lo que él realmente disfrutaba esos años era con la música".
    Filosofía: pág. 84 "...y en paralelo a la música se hallaba la filosofía...El placer de pensar..."

    Y vivir en armonía consigo mismo, es algo que Miguel intentó siempre: pág. 173 "Hay que valorar lo que uno tiene...Que los cambios que realices sirvan para mejorar, para fortalecerte, material y espiritualmente, pero siempre conservando el equilibrio como persona..."

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  3. Un libro muy interesante que proporciona magníficas enseñanzas para la vida, en especial en la sociedad actual.

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    1. Ojalá a alguien le pueda servir alguno de sus párrafos. De todas formas, lo más importante es pasar un buen rato con su lectura.

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  4. Pág. 188 "Las circunstancias de la vida lo hicieron especialmente sensible y esa sensibilidad que tan bien supo trasmitir a los suyos era la base sobre la que se sustentaba todo. Y a partir de ahí nacieron la fuerza, el cariño, la ternura y la bondad que los ayudaron a ser personas, pero personas unidas para siempre a unos valores, los mejores".
    Volveré a leer párrafos como éste. Me reconfortan el alma.

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    1. Me gusta oírte decir esto. Solo con que alguien lo lea una vez, ya me siento satisfecha, pero si repite algunos de sus párrafos, me parece más de lo que podía imaginar.
      En el mundo falta más gente con tanta sensibilidad como la tuya.
      Gracias.

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